El alma de la literatura audiovisual
La primera vez que visité Nueva Esparta fue en las vacaciones escolares del año 1979 por invitación de un compañero del Instituo de Educación Integral, en donde estudiábamos bachillerato, que por aquella época era del séptimo al noveno grado. Él todos los años iba de visita en esa temporada con su tía y esa vez nos invitó, a mi hermano y a mi, para que los acompañáramos.
Recuerdo que nos quedamos en una casa en La Vecindad, a un par de kilómetros de Juangriego. Yo cargaba una casetera en donde todos los días o más bien a cada rato colocaba canciones de los Beatles, Rolling Stones y de Silvio Rodríguez, para variar un poco.
Una tarde, el vecino, un señor mayor, me dice con humildad que la música que colocamos es muy buena, pero si no tendremos otras. Ingenuamente le pregunté que cuál le gustaría escuchar, como si tuviera más de los que fueron nombrados anteriormente, y me respondió: “Alguna de Alí Primera”. Lamenté no poder complacerlo, sobre todo por su amabilidad.
Unos años después, a Chico Buarque de Hollanda le preguntaron si él se consideraba un músico popular en Brasil. Él respondió que popular era Nelson Ned.
La respuesta de Buarque me evocó aquella situación con el señor en Nueva Esparta, después de todo Alí Primera era un cantor que estaba vetado por los medios de comunicación, pero su canto llegaba a todos los rincones de la Patria.
Antes de conseguirme con la entrevista que le hicieron al cantautor brasileño, conocí a Alí por el año 1980, si la memoria no me falla. Mi abuelo materno, Dimas Acosta, acababa de llegar a Venezuela después de haber estado 14 años preso por luchar contra la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay, es decir, por comunista.
Se organizó un acto de bienvenida para mi abuelo Nenito —como se le decía familiarmente por su baja estatura— en una sala pequeña, estrecha, a un costado del Colegio Nacional de Periodistas, que no sé por qué recuerdo ahora que pertenecía al Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Prensa. En ese lugar, ahora hay un gimnasio.
Fue un acto informal y allí estaba Alí. Cuando culminaron los discursos, él improvisó una canción dedicada a mi abuelo que después, mucho más elaborada, terminó siendo la galopa “Piraña con diente de oro”, que se incluyó en el disco Con el sol a media asta (1982).
Alí Primera estaba presente en todas las actividades de solidaridad con los pueblos de latinoamérica. El principio de la década de los 80, luego de que fuera derrocado Anastasio Somoza, todo parecía indicar que la próxima revolución estaba en El Salvador, por las incursiones victoriosas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Anualmente se realizaban maratónicos conciertos de solidaridad en el Nuevo Circo de Caracas por El Salvador, que se llamó “Una canción por la victoria del pueblo de El Salvador” en donde Alí Primera tenía una destacada participación.
Las masacres contra el pueblo de “El Pulgarcito de América” —como le dicen a El Salvador— eran constantes y su solidaridad lo demostraba con acciones, más allá de su canto, al que le dedicó la canción “El sombrero azul” que se incluye en el LP Al pueblo lo que es de César (1981).
Y llegado a este punto, usted se preguntará, qué tiene que ver Alí Primera con la literatura, pues si tomamos como punto de partida que las canciones son un hecho poético y, más aún, usó a la poesía como tema, también al panfleto, del que no reniega, como tampoco a su militancia política, entonces la literatura es más que literatura.
Pero un argumento adicional es que recientemente se estrenó la película Alí Primera, dirigida por Daniel Yegres, y en ella queda retratada la imagen de un tiempo, de un hombre y sus circunstancias, de un pueblo y su alma. En palabras de Daniel, que es capaz de decir con precisión y agudeza, pero con una sonrisa, es “literatura audiovisual”.
La realización cinematográfica es impecable, así como el discurso que da comienzo o principio, desarrollo y desenlace. Al mejor estilo de la comprensión de la narración de historias que expresó Aristóteles en Poética y que desde hace un buen tiempo, es utilizado como base para la construcción de los guiones cinematográficos.
Una película no es la vida de alguien, no puede quedar resumida. La de Daniel Yegres sobre Alí Primera, no pretende ser una biografía, aunque se exprese parte de la biografía de alguien que está en el imaginario de una nación con su canto.
Es por ello que la música y canciones de Alí son parte fundamental del acompañamiento de la narración visual en la película de Daniel Yegres, es alma de la literatura.
Publicado en LaIguana.TV
Escritor y periodista. Autor de los libros de cuentos El bolero se baila pegadito (1988), Todo tiene su final (1992) y de poesía Algunas cuestiones sin importancia (1994). Es coautor con Freddy Fernández del ensayo A quién le importa la opinión de un ciego (2006). Gracias, medios de comunicación (2018) fue merecedor del Premio Nacional de Periodismo en 2019. Actualmente dirige y conduce Las formas del libro.