En los últimos 20 años, Venezuela ha realizado 25 elecciones entre presidenciales, parlamentarias, gobernaciones, municipales y referendos. En dos oportunidades los resultados les fueron adversos al chavismo e inmediatamente aceptó los resultados electorales, como fue la consulta para la reforma de la Constitución, durante el gobierno de Hugo Chávez, y las parlamentarias de 2015, en el primer periodo constitucional de Nicolás Maduro.
El país se prepara para una nueva contienda electoral como está establecido en la Constitución. Sectores opositores que han puesto todas sus armas en la antipolítica siguieron las instrucciones foráneas de abstenerse a participar, mientras desde Estados Unidos recrudecen las medidas del bloqueo comercial y financiero.
En 2005 esa misma oposición decidió retirarse de las elecciones. Pensaba que sin ellos quedaría deslegitimada la Asamblea Nacional y haría mella al gobierno de Chávez. El tiempo no le dio la razón y retomaron la política de participar en elecciones. En 2008, cuando lograron victorias en un par de gobernaciones y en la Alcaldía Mayor, el alcalde electo, cuando supo que había vencido, dijo a los medios de comunicación: “Ya está bueno de tanta elegidera”, y con aire de quien se cree guapo y apoyado, continuó: “la gente está cansada de elecciones”.
Nunca aceptaron las decisiones del soberano, sólo cuando les favorecieron. Ahora sortean su existencia gracias al apoyo del gobierno de EEUU y sus satélites en la Unión Europea y lacayos del Grupo de Lima, que pretenden que no se realicen las elecciones parlamentarias en diciembre. El pavor, más que el miedo, a la democracia se expresa en su antipolítica, promoviendo el magnicidio, la invasión extranjera, el golpe de Estado, el saqueo y robo de los empresas y activos nacionales en el exterior, el padecimiento de la población con el bloqueo, mientras enarbolan la “causa” de los derechos humanos con falsos informes y EEUU impide que se comercie libremente para obtener alimentos y medicinas.
Pero llegaron al paroxismo. Solicitaron a la Corte Penal Internacional, por parte de la canciller de Colombia, que rechace las elecciones parlamentarias en Venezuela, como si la elección fuera un crimen. Sin embargo, quienes cometen el crimen de lesa humanidad son los que quieren impedir que se exprese el soberano.
Buen análisis. Recomiendo.
Realmente no hay peor ciego que el que no quiere ver. Asimismo escuchar las voces qué bloquean o pretenden bloquear nuestro proceso revolucionario. Es eminente que nuestro pueblo defiende su proceso acudiendo a expresar su voto. Realmente no hay parangón y las campañas que pretenden establecer bloqueos tanto físicos como mentales en nuestra acción cada día se ven debilitados. Sigamos construyendo nuestra revolución.
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“La negativa a introducir reformas para posibilitar una representacion amplia en el organo constituyente es demostrativa de una tendencia historica de la derecha chilena la que, amparada en la Constitucion de 1980, ha obstaculizado sistematicamente las reformas que profundizan la democracia.”