Las causas más sencillas
Iba en su volkswagen por la autopista Regional del Centro aquel 25 de abril de 1976. Nadie esperaba que pasara. Muchos ni sabían que conducía, menos que tenía vehículo. La noticia viajó a alta velocidad por las carreteras del boca a boca e impactó como un choque fulminante a amigos y seres queridos.
A partir de allí la figura de Aquiles Nazoa debería defenderse por sí sola porque no faltaría quien quisiera mutilarla para que sonara menos comprometida políticamente, cuando fueron los que no toleraron sus escritos más críticos y políticos quienes lo mandaron a la cárcel y al exilio.
Sin advertir que la historia podría repetirse con él, Aquiles denunció en sus conferencias sobre Cuba, que a José Martí los editores le habían ido borrando sus escritos de carácter político en la medida que el imperialismo norteamericano había fortalecido su poderío en América Latina.
El Aquiles sin editar fue antiimperialista. El Aquiles editado sólo escribió de la idiosincracia popular. El Aquiles sin editar no abandonó desde su trinchera su carácter revolucionario y su lucha por la justicia social, el Aquiles editado no tuvo relación con la Cuba de Fidel.
Decía Aquiles, en el libro Cuba: De Martí a Fidel Castro, que compila una serie de conferencias que dictó en los años 60, que quienes habían editado a José Martí eliminaron progresivamente el costado más comprometido ideológicamente en beneficio de los que pudieran tenerse por “puramente” literarios».
Como introducción a estas conferencias, el también poeta Edmundo Aray explicaba que Aquiles fue «un militante de la vanguardia ideológica en la lucha por alcanzar una sociedad distinta».
«Papá toda la vida fue un rebelde, si uno habla de revolucionario, yo hablo de papá, fue un gran rebelde toda la vida, siempre se rebeló contra la injusticia», expresó su hijo Mario Nazoa en una entrevista televisiva.
Su tono no sólo incomodó a la dictadura perejimenizta que lo metió en prisión y luego lo mando al exilio en Bolivia, una vez de regreso a Venezuela volvió al trote con un periódico que hizo con su hermano Anibal: Una señora en apuros, y también publicó La Sapara Panda, pero ambos fueron clausurados por el gobierno «democrático» de Raúl Leoni que además lo mandó para Villa de Cura, estado Aragua.
El periodista y humorista Roberto Malaver dice que Aquiles era un crítico permanente de las políticas de Leoni, y que luego de que le cerraran estos medios creó El fósforo, que acompañaba con la frase: «en cualquier momento lo raspan».
También en sus libros humorísticos apuntó contra la corrupción política. En «La pasión según San Cocho», de su libro Humor y Amor, atribuye el pecado y la traición a lo adeco.
En Cuba: de Martí a Fidel Castro, es menos jocoso. En este título dice que la izquierda en América Latina fue penetrada por teorías pseudomarxistas que negaban al imperialismo, y tanto en Cuba con la llegada de Batista como en Venezuela con la caída de Pérez Jiménez, la izquierda bajó sus defensas. «Se confundieron lo circunstancial con lo fundamental, sentando así un precedente funesto para el destino de ese pueblo».
Este libro que fue reeditado por la editorial El Perro y la Rana en 2015, es omitido en numerosas reseñas que celebran el Centenario del conocido poeta del pueblo o en las que conmemoraron su muerte, quizá para beneficiar lo «puramente” literario, igual como pasó con Martí.
La causa mayor: El pueblo
Nacido el 17 de mayo de 1920 bajo el signo del toro en el barrio El Guarataro, de la parroquia San Juan, como fruto de la fusión de Rafael y Micaela, aquel aprendiz de carpintero que fue telefonista, botones, corrector y luego fue Lancero, Jacinto Ven a Veinte, fue Aquiles Nazoa.
Recorredor de su ciudad y fiel creyente de los poderes creadores del pueblo, se nutría de la impronta de la calle, se alimentaba de ocurrencias y anécdotas ajenas, como aquel Caballo colorido de su cuento que se alimentaba de jardines, de la plaza y hasta de los músicos que tocaban en ella.
En una bicicleta de dos puestos pedaleaba parando la oreja para escuchar las habladurías de la gente a su paso y luego transformarlas en poesía o Teatro para leer. «Muchos de los comentarios que este extraño vehículo suscita al pasar junto a los grupos de echadores, me sirven a las mil maravillas para sazonar lo que escribo», dijo en un texto autobiográfico.
Aquiles no era contador de chistes, ni mamador de gallo, ni echador de broma, su concepción del humor iba más allá porque consideraba al humor «como una manera de hacer pensar sin que el que piensa se dé cuenta de que está pensando».
Por ello, por muy humorista y por mucho que se alimentaba de los cuentos, Nazoa tampoco era un «comecuento» porque mantuvo su lucha contra la dictadura y los regímenes sucesivos sin tragarse palabras, así como el Caballo que a pesar de que se alimentaba de jardines no le cabe la definición de «comeflor» porque fue a pelear con Miranda contra el gobierno.
Y como el Caballo dejó sus riendas en las manos de Miranda, Aquiles puso su pluma al servicio de Simón con un poema que lo llamaba Bolívar Libertador.
En el campo de batalla donde murió el Caballo que se alimentaba de jardines, la tierra se cubrió de flores. No es casual que en el propio entierro de Aquiles, un poema donde Andrés Eloy Blanco evoca «La flor de apamate», haya brotado en forma de canción.
Periodista venezolano. Trabajó casi 10 años en la actual Agencia Venezolana de Noticias y ha colaborado en distintas revistas, entre ellas Memorias de Venezuela, La Revuelta y Poder Vivir. Ha escrito crónicas y artículos para los semanarios culturales Todos Adentro y Épale CCS.
Su crónica sobre un hombre en situación de calle que deviene en cineasta fue publicada en el libro Pulso y alma de la crónica en Venezuela, de la Fundación Bigott (2013) y también en la edición del 2014, pero sin los cambios erróneos que el editor hizo al texto original.
En 2013 recibió el Premio Nacional de Periodismo de Venezuela en la categoría de Periodismo Informativo en Internet.
Ésta es una crónica,necesaria, que hacía falta y se ha hecho. Gracias para compartirla.